LA CÁSCARA Y EL GRANO
Avelino Sainar Nuñez
Cuando yo haya dejado mi forma
¿Qué quedará en mi cama?
¿Un sol o un picaflor de luz?
¿Un caburé desmayado
enredado en los chillidos de mis sábanas?
¿Habrá servido de algo
el haber esparcido una constelación
sobre la faz de tu ombligo?
¿Qué pondrán en los sitios vacíos de mí?
¿Un cardenal con ojos de chinchilla
o un algarrobo?
¿Una tuna ebria de soles
junto a la incertidumbre de un caminante ciego?
¿Quizá un ñangapirí florecido de lechuzas?
¿Tal vez un quebracho soñando ser
una escalera intérmine
o un algodonal donde el llanto del bracero
se pondrá día a día la máscara del canto
para arrullar su ilusión?
Cuando yo ya no esté
mi ángel musical
quedará bañando de pentagramas
los campos de mi niñez.
Los tabacales y los marandovás
contemplarán las lunas que no vi
y los luceros que jamás volveré a ver.
Cuando el grano regrese a su origen
devolveré su sueño a la tierra
y seré un fantasma embrional
flotando en mi propio centro
fosforeciendo la vacuidad
del sudario de mi propia cáscara.
Avelino Sainar Nuñez
Argentina
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