CUADERNO INCOMPLETO
André Cruchaga
Desde dentro
hay necesidad de borrar la tinta suicida de los pensamientos.
Uno debe
aspirar a limpiar la llaga de siglos de infierno, para devolverle
a la luz su
lección de diálogo. (Ahora solo nos
proponemos disolver la niebla,
antes que sea demasiado tarde para volver al
poco mundo que tenemos juntos.
Nada nos anticipa el camino desde el interior
de los zapatos, ni desde el ojo
del sueño inacabado, ni desde el candil que
me sostiene.)
Dondequiera
que caminemos existen enjambres de hojas y modorras absolutas.
En cada foja
arde el sombrero de las luciérnagas y el rústico pálpito
de las
quemaduras; en la luna de ceniza del búho, el diente del reloj descifra
los trenes
de batalla de la ebriedad.
¿Maduran
acaso los trenes entre las manos? ¿Llueve en el molino del cuaderno
todo el
fuego y todo lo agreste del pecho? —En el ojo de la tinta no existen absolutos,
ni otro espejo que no sea el del destiempo y su transitoriedad.
Sobre
nuestro rostro, —testigos efímeros del infinito—, pasan los sueños
Debajo del
fuego, siempre quedan porciones oscuras.
A veces me
rehúso a la mudez de los nudos del calendario.
Me queda,
por si acaso, el otro lado de la página: esa porción de palabras resignadas a
los asedios de la conciencia. La palabra solamente ciega del perro,
el brebaje
de las sombras hasta el último día. La rama del aire en la pizarra
líquida de
los pescadores: así continuamos sin ser supernumerarios…
Barataria,
12.I.2016
Autor: André Cruchaga
El Salvador
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