martes, 10 de enero de 2012

De Noches Deshabitadas







De Noches Deshabitadas



Qué humedad tan fría.
Qué llovizna persistente
la de la melancolía.
A lo lejos
un sol agonizante
cae en brazos de los árboles
y despacio
se van cerrando
los ventanales de otra tarde.
Una noche lentísima
y sensitiva
cascabelea hiriente
entre mis dedos,
de inmediato reconozco
el manso ritmo de los recuerdos.
Ellos llegan y giran
frenéticos en mi memoria...
Claro que te recuerdo.
Tu voz trasnochada,
la madrugada en tus ojos
y nuestros cuerpos
creando la maravilla
del aroma perfecto.
Ya no queda nada...
Sí hasta para escribirte
estos versos
fue necesario pedirle una lágrima
a un ojo seco
de tanto llorar.


Eve V.Gauna Piragine

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